Homicídio na Mina de São Domingos em 1859 - Relato médico 1864

Ano: 
1864
Autor: 
El Genio quirúrgico

Transcrição João Nunes

Descrição: 

Tomamos el siguiente curiosísimo caso do nuestro apreciable colega La Crónica Médica, que no dudamos será leido con gusto.

Hermafrodismo.

Encuéntrase en el hospital de esta poblacion una mujer que la opinion pública califica do hermafrodita, y cuya historia está llena de estranas aventuras hijas todas de la irregularidad que ofrece su aparato generador. Como professores encargados de dicho establecimiento , la hemos examinado detenidamente enterandonos de los pormenores relativos á su vida. En este concepto, considerando á este caso digno de ser publicado, procederemos á su esposicion en el doble sentido físico y moral , para dar así una idea completa de un sér que tanto ha llamado la atencion en esta capital, como en las de Gerona , Barcelona y Cádiz.

Nació en la Puebla de Guzmán el aun de 1837, de padres serios , robustos y dedicados al trabajo de los campos: llámase Maria de los Reyes Carrasco y Huelva, y aunque cuenta con varios hermanos, no Se ha reconocido en ninguno de ellos fenómeno ó irregularidad orgánica de ningun género: examinada con toda precision, resulta tener un metro y quinientos sesenta milímetros de talla; es medianamente gruesa; de temperamento , el parecer, sanguíneo-nervioso; ha disfrutado de la mas perfecta salud, y posee tanta fuerza que solo hemos visto algun que otro individuo que la haya vencido en soportar pesos; maneja y monta à caballo, como los hombres; fuma, usa y resiste á los alcohólicos como el mas habituado á ellos; el sonido de su voz es gutural ; lleva el cabello cortado, y pur último, sus inclinaciones son enteramente varoniles, prefiriendo el trato y costumbres del sexo opuesto al suyo.

Vista mas de cerca se le advierte carencia completa de mamas : su clitoris , que se asemeja á un pene de medianas dimensiones, se halla cubierto de un prepucio algo flojo que termina en un glande muy notable y en el que no se encuentra horadacion alguna ; la vulva está cerrada por una gruesa membrana, presentando solo en su tercio anterior una pequena abertura redondeada , y por la que vierte la orina, tan pequena que difícilmente podrá suministrar paso á una sonda de medianas dimensiones; sus caderas se asemejaban á las de la mujer. Segun nos ha manifestado , se observó á los 18 anos ligeras manchas sanguinolentas por espacio de tres ó cuatro meses, no adivirtiendo desde entonces muestra ni tendencia alguna á satisfacer el feudo lunar.
Tales son las formas físicas y principales rasgos instintivos de este estrano sér , á quien siempre vemos animado y lleno de alegría. Al ecuparnos de su parte moral , hemos creido preferible trazar la historia de sus aventuras , que revelan mas su tipico carácter, que cuantas generalidades psicologicas pudiéramos consignar.

Cuando nació la Reyes, se suscitaron algunas dudas respecto á su sexo, por lo que se creyó prudente ponerle dicho nombre que así lo llevan varones, como hembras, en su país; pero al llegar á la edad en que precisó darle traje adecuado , se le dió el de mujer, por consejo del médico á quien consultaron. Así lo llevó hasta la edad de doce años, en la que cansada de que sus convecinos la estuviesen continuamente levantando las enaguas para reirse de su prolongado clítoris y obliteracion de su vulva, aburrida y desesperada , rogó á sus padres la vistiesen de hombre.

Satisfechos sus deseos, su espíritu varonil la llevó á trabajos agrícolas, y en relacion con el desarrollo de sus fuerzas , hasta que á los 18 anos abandona lo campus y emprende el oficio de arriero.

Hizo varios viajes con todo contento; pero al regresar de uno á Portugal , esperimentó un contratiempo, que fué el precursor de su mayor desgracia.
Era a mediados de diciembre de 1859 y un furioso temporal , que muchos recordarán , habia puesto intransitables los caminos. Reyes quiso, en esta ocasion atravesar la ribera llamada Chanza, por la parte que sirve de limite fronterizo á las dos naciones; pero no bien el animal que guiaba pone los piés en ella, cuando tropieza y cae: aquella entonces se apresura á quitar la carga que abruma á la caballería: tentativa inútil! semejante empresa requeria mayor numero de brazos, y considerándola imposible y temiendo por otro lado al peligro , se ve forzada á abandonarla con tanto mas pesar , cuanto que así perdia la fortuna de sus pobres padres , se esponia á sus justas reconvenciones por su proceder temerario , y por último, quedaba privada del único medio de regresar en aquellas circunstancias á su casa.

No pudiendo volver á su pueblo, medita y recuerda entonces que se hallan á dos leguas , en territorio portugués, las nuevas minas de Santo Domingo; marcha á ellas, pide trabajo, y queda morando desde luego en aquellas, con intencion de dejarlas en cuanto el estado de los caminos le permita trasladarse al seno de su familia.

Pero no bien en la primera noche se tiende á dormir , cuando un vecino de su pueblo, que allí encontró, y para el cual Reyes no era un hombre, come su traje daba á entender, movido por un torpe deseo se dirije á su cama: á esta accion Reyes despierta, se levanta y lo amonesta, pero es en valde ; el lujurioso joven, arrastrado por un grosero apetito,insiste; por segunda vez, Reyes lo contiene y le vuelve á invitar á la paz ; pero en vano: su paisano no ceja, queriendo servirse de la fuerza material para conseguir su intento; pero viendo Reyes que toda amonestacion es supérflua , saca rápidamente una navaja y en lucha franca com su provocador, mas afortuaada que él , logra hundirle su arma en el pecho , dejándole repentinamente muerto á sus pies.

Al ruido de esta bárbara escena , algunos acuden presurosamente, pero ya era tarde : no encuentran mas que un cadáver : Reyes acababa de huir.

Desgraciada joven que á la edad en que á todas les sonrie el amor , aun ignora donde la cunducirá una sangrienta catástrofe!
Pocos dias despues, Reyes vagaba fugitiva por las sierras , trasladándose las mas de las noches de un ponto á otro para no ser vista. Las justicias de los pueblos, en cuya zona la Reyes estaba albergada, no cesaban de perseguirla; mientras que ella, avisada por los suyos y protejida per pastores y guardas que la miran como heroina que ha sabido defender su honra y favorecen su traslacion de uno a otro paraje puede sustraerse por algun tiempo à sus perseguidores.

Pero como semejante manera de vivir no podia prolongar se sin correr el riesgo de ser presa, acuerdam sus padres llevarla al extranjero: al efecto la embarcaron sigilosamente para Cadiz(...)

(...)La causa se siguió condenándola por falta de documentacion á siete meses de presidio que cumplió en el de Barcelona, en cuya ciudad fué tambien pericialmente reconocida y considerada como un tipo curioso.
Cumplida su condena y libre marchó á Cádiz, en donde se estableció con intencion de no volver á salir de esa ciudad. Todos los que recuerden el aguaducho que en el sirio de 1861, había en la plaza de San Agustin, y no se hayan olvidado del que lo servia y llevaba por nombre Manuel de los Reyes, pueden decir han conocido al héroe de nuestra relacion. Despues de tantos trabajos y cuando alegre pasaba los din en su nuevo oficio, desgraciadamente fué reconocida por algunos de sus paisanos y delatada al senhor gobernador de esta provincia, quien la reclamou en virtud de oficios de las autoridades portuguesas.

Al comunicarla esta orden se afectó tan profundamente que, atacada de calenturas tifoideas, fué preciso llevarla á un hospital, en el que permaneció por espacio de seis meses.
Durante su larga enfermedad es cuando han tenido ocasion de verla varios de los profesores residentes en Cádiz, habiéndosenos asegurado que los dignisimos catedráticos Sres. Federico Benjumeda y don Juan. Ceballos, la han estudiado muy minuciosamente.
En la actualidad y hasta que se sustancie la causa en Portugal, está presa y accidentalmente en este hospital donde le asistimos una rebelde neurálgia.

Al terminar esta narracion y emitir nuestro juicio, opinamos que lo estrano de este caso se halla mas en la vida de relacion que en la deformidad física: por lo demás, esta es la forma mas ordinaria de lo que ha dado en llamarse hermafrodismo.

Huelva y mayo 8 de 1864

El Genio quirúrgico. 31-5-1864, n.º 442

Tomamos o seguinte caso curioso do nosso estimado colega La Crónica Médica, que sem dúvida será lido com interesse.

Hermafroditismo.

Encontra-se no hospital desta cidade uma mulher que a opinião pública classifica como hermafrodita, e cuja história está repleta de estranhas aventuras, todas fruto da irregularidade do seu aparelho reprodutor. Como professores responsáveis por esse estabelecimento, examinámo-la cuidadosamente, tomando conhecimento dos pormenores relativos à sua vida. Nesse sentido, considerando este caso digno de ser publicado, procederemos à sua exposição no duplo sentido físico e moral, para dar assim uma ideia completa de um ser que tanto chamou a atenção nesta capital, como nas de Gerona, Barcelona e Cádiz.

Nasceu em Puebla de Guzmán, em 1837, de pais respeitáveis, robustos e dedicados ao trabalho no campo: chama-se Maria de los Reyes Carrasco y Huelva e, embora tenha vários irmãos, não se reconheceu em nenhum deles qualquer fenómeno ou irregularidade orgânica de qualquer tipo: examinada com toda a precisão, tem um metro e cinquenta e seis centímetros de altura; é medianamente corpulenta; de temperamento, ao que parece, sanguíneo-nervoso; gozou da mais perfeita saúde e possui tanta força que só vimos um ou outro indivíduo que a superasse em suportar pesos; monta a cavalo como os homens; fuma, usa e resiste ao álcool como os mais habituados a ele; o som da sua voz é gutural; tem o cabelo cortado e, por último, as suas inclinações são inteiramente masculinas, preferindo o trato e os costumes do sexo oposto ao seu.

Visto mais de perto, nota-se a completa ausência de seios: o seu clitóris, que se assemelha a um pénis de tamanho médio, está coberto por um prepúcio um pouco frouxo que termina numa glande muito notável e na qual não se encontra qualquer orifício; a vulva está fechada por uma membrana espessa, apresentando apenas no seu terço anterior uma pequena abertura arredondada, pela qual sai a urina, tão pequena que dificilmente poderia permitir a passagem de uma sonda de tamanho médio; as suas ancas assemelhavam-se às de uma mulher. Segundo nos disse, aos 18 anos observou-se durante três ou quatro meses ligeiras manchas sanguinolentas, não tendo desde então dado qualquer sinal ou tendência para satisfazer o ciclo menstrual.
Tais são as características físicas e principais traços instintivos deste estranho ser, que sempre vemos animado e cheio de alegria. Ao abordar a sua parte moral, achamos preferível traçar a história das suas aventuras, que revelam mais o seu caráter típico do que quaisquer generalidades psicológicas que poderíamos registrar.

Quando Reyes nasceu, surgiram algumas dúvidas quanto ao seu sexo, pelo que se considerou prudente dar-lhe esse nome, que tanto os homens como as mulheres usam no seu país; mas quando chegou à idade em que era necessário dar-lhe roupas adequadas, foi-lhe dada roupa de mulher, por conselho do médico a quem consultaram. Assim ela ficou até os 12 anos, quando, cansada de que seus vizinhos estivessem continuamente levantando suas saias para rir de seu clitóris prolongado e da obliteração de sua vulva, entediada e desesperada, pediu aos pais que a vestissem como homem.

Satisfeito os seus desejos, o seu espírito masculino levou-a a trabalhos agrícolas e, com o desenvolvimento das suas forças, aos 18 anos abandonou o campus e começou a trabalhar como tropeiro.

Fez várias viagens com toda a satisfação, mas ao regressar de uma a Portugal, sofreu um contratempo que foi o precursor da sua maior desgraça.
Era meados de dezembro de 1859 e uma tempestade violenta, que muitos se lembrarão, havia tornado as estradas intransitáveis. Reyes quis, nessa ocasião, atravessar a margem chamada Chanza, pela parte que serve de fronteira entre as duas nações; mas mal o animal que ele guiava pisou nela, tropeçou e caiu: ela então se apressou em tirar a carga que oprimia o cavalo: tentativa inútil! Tal empreitada exigia um maior número de braços e, considerando-a impossível e temendo, por outro lado, o perigo, viu-se forçada a abandoná-la com tanto mais pesar, quanto assim perdia a fortuna dos seus pobres pais, expunha-se às justas repreensões por sua conduta temerária e, por último, ficava privada do único meio de regressar, naquelas circunstâncias, à sua casa.

Não podendo voltar à sua aldeia, medita e lembra-se então que a duas léguas, em território português, se encontram as novas minas de Santo Domingo; marcha para lá, pede trabalho e fica morando desde então naquelas minas, com a intenção de deixá-las assim que o estado das estradas lhe permitisse regressar ao seio da sua família.

Mas mal se deita para dormir na primeira noite, um vizinho da sua aldeia, que ali se encontrava e para quem Reyes não era um homem, como o seu traje deixava entender, movido por um desejo torpe, dirige-se para a sua cama: com essa ação, Reyes acorda, levanta-se e adverte-o, mas é em vão; o jovem lascivo, arrastado por um apetite grosseiro, insiste; pela segunda vez, Reyes contém-no e convida-o novamente à paz; mas em vão: o seu compatriota não cede, querendo usar da força física para conseguir o seu intento; mas vendo Reyes que toda advertência é supérflua, saca rapidamente uma faca e, em luta franca com o seu provocador, mas mais afortunado do que ele, consegue cravar-lhe a arma no peito, deixando-o subitamente morto aos seus pés.

Ao barulho desta cena bárbara, alguns acorrem rapidamente, mas já é tarde: não encontram mais do que um cadáver: Reyes acabara de fugir.

Desgraçada jovem que, na idade em que todas sorriem para o amor, ainda ignora para onde a levará uma catástrofe sangrenta!
Poucos dias depois, Reyes vagava fugitiva pelas serras, passando a maior parte das noites de um lugar para outro para não ser vista. As autoridades das aldeias onde Reyes estava hospedada não paravam de persegui-la; enquanto ela, avisada pelos seus e protegida por pastores e guardas que a viam como uma heroína que soube defender a sua honra e favoreciam a sua passagem de um lugar para outro, conseguiu escapar por algum tempo dos seus perseguidores.

Mas como tal modo de vida não podia prolongar-se sem correr o risco de ser capturada, seus pais decidiram levá-la para o estrangeiro: para isso, embarcaram-na secretamente para Cádiz (...)

(...) O processo continuou, condenando-a por falta de documentação a sete meses de prisão, que cumpriu em Barcelona, cidade onde também foi reconhecida por peritos e considerada um caso curioso.
Cumprida a sua pena e livre, partiu para Cádiz, onde se estabeleceu com a intenção de não sair mais daquela cidade. Todos os que se lembram do aguaducho que, no ano de 1861, havia na praça de San Agustin, e não se esqueceram daquele que o servia e se chamava Manuel de los Reyes, podem dizer que conheceram o herói da nossa história. Depois de tantas dificuldades e quando passava alegremente os dias no seu novo ofício, infelizmente foi reconhecida por alguns dos seus conterrâneos e denunciada ao senhor governador desta província, que a reclamou em virtude de ofícios das autoridades portuguesas.

Ao comunicar-lhe esta ordem, ficou tão profundamente afetada que, atacada por febres tifóides, foi necessário levá-la para um hospital, onde permaneceu por um período de seis meses.
Durante a sua longa doença, vários professores residentes em Cádiz tiveram a oportunidade de a ver, tendo-nos assegurado que os dignos professores Federico Benjumeda e Juan Ceballos a estudaram minuciosamente.
Atualmente, e até que o caso seja julgado em Portugal, ela está presa e acidentalmente neste hospital, onde a assistimos devido a uma neuralgia rebelde.

Ao terminar esta narrativa e emitir o nosso julgamento, opinamos que o estranho neste caso reside mais na vida social do que na deformidade física: pelo resto, esta é a forma mais comum do que se denomina hermafroditismo.

Huelva, 8 de maio de 1864

O Génio Cirúrgico. 31-5-1864, n.º 442

Imagem: